Sanándome a mi mismo

Todos hemos escuchado alguna vez que nuestra persona está formada por varios cuerpos distintos, el físico, el etérico, el astral, mental, causal, espiritual. Pero ¿hasta que punto somos conscientes de ello?
Pensemos en que nos ocurre un accidente y nos rompemos una pierna.
Nuestro cuerpo físico tiene una fractura, a nivel energético se crea una pelota de energía retenida y estancada en la zona afectada por la rotura. Es como un reflejo energético de lo que pasa en el cuerpo físico.
Automáticamente nuestro cuerpo mental se acelera y empiezan los pensamientos demoledores de frustración, rabia, dolor, culpabilidad, etc.…
El trauma sufrido y el que queda por pasar durante la recuperación determina cuanto nos afecta y nos condiciona para el futuro. (Cambiando nuestra forma de actuar en ciertas situaciones)

El proceso es cíclico y puede empezar desde cualquiera de los distintos cuerpos. Por ello hay innumerables problemas físicos y emocionales que surgen de estructuras de personalidad o de interpretaciones erróneas.
Estamos intercomunicados como lo estamos con nuestro entorno. Aprendiendo a observarnos y a escucharnos descubriremos las causas de nuestro sufrimiento.

Un ejercicio aconsejable para probar un día es:

Un día que dispongas de un rato para estar tranquilo túmbate y relájate un poco de la mejor forma que sepas. Prueba de hacer un chequeo por tu cuerpo imaginando que entras por la boca y vas observando como están los órganos, etc. Haz caso a las sensaciones que te da y déjate llevar. Si un órgano aparece con alguna cosa extraña que no sabes que es, puedes preguntarle. La respuesta suele ser clara y concisa.
Prueba de hacer lo que tus sensaciones te han dicho y al cabo de un tiempo vuelve ha hacerlo y verás la diferencia.
También podemos equilibrarnos energéticamente mediante visualizaciones como por ejemplo un gran canal energético que baja desde el cielo y recarga mi cuerpo o la zona afectada.
Creemos que manejamos nuestra imaginación pero la verdad es que la imagen o la sensación que aparece muestran como está en realidad, mediante imágenes comparativas.

La imaginación es la herramienta más poderosa que tenemos y entre muchas otras cosas nos ayuda a conectar de forma consciente entre nuestros cuerpos y poder hacer sanación de una manera eficaz y rápida. Tenemos control fisiológico y energético de forma conscientes si nos relajamos y ponemos toda nuestra atención en ello. Por eso cualquier visualización que hagamos con fe en lo que estamos haciendo genera una reacción automática.



Cuanto más se practica, mas fácil resulta escucharnos a nosotros mismos y sentir claramente lo que necesitamos en cada momento.


Hemos de comprender y aceptar que si tengo un problema, no es algo separado e independiente a mí. El problema es una parte de mí que he de reconocer para poder transformar; y además me afecta de forma global en todo lo que hago.
Por eso la enfermedad trata de avisarnos (desde el plano físico) de que algo no va bien.
En ese momento es conveniente escucharnos y sentir lo que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dicen.
Con este simple ejercicio podemos descubrir muchas cosas.

Es paradójico que al responsabilizarnos de que parte del problema es nuestro, también se nos aparece la posibilidad de transformarlo y a la vez desaparece el sentimiento de frustración al creer que no puedo hacer nada para evitarlo.

Si enfoco la vida desde un punto de vista en que estoy en un proceso de aprendizaje, aceptaré mis propios oscurecimientos y trataré de transformarlos para crecer como persona y para sentirme mejor conmigo mismo y con los demás.

Asier Alabarte Ventayol

1 comentario:

  1. Hola, es cierto que nosotros mismos somos capaces de mejorar, solo hay que cambiar el patrón de pensamientos, que muchas veces nos ha sido inculcado, desde pequeños, muchas veces con la intención de manipular.
    Tuve el placer de conocerte personalmente el día 3 de este mes en un encuentro de terapias alternativas, fue genial la acumulación de energía en aquella sala.
    Gracias Asier.

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