Escondido, oculto y olvidado está mi poder.
Años , décadas, vidas de transición desde que lo perdí.
La culpa, la vergüenza y el miedo son los caudillos del desastre.
Tu lugar lo ocupó Don Control, risueño y alagador.
Mi corazón sufre la larga añoranza,
en su profundidad guarda la llave de la esperanza,
que grita y me llama desesperada.
Mis oídos despiertan con el caer de las hojas.
Largas estaciones hibernando, se desperezan ante el desnudo de los árboles.
Ya no hay disfraz, te miro cara a cara.
Aquí estás demonio sombrío.
Largo tiempo he pactado contigo no sentir a cambio de mi vida,
de mi alma; pero eso ya terminó.
Hoy finaliza el contrato de mi pérdida, de mi negación.
Hoy he encontrado mi poder.
Te siento, te abrazo y te alimento.
Con mi aliento recuperas tu lugar y me devuelves el mío.
Reconecto con mi linaje de sanación y de poder.
Y que el viento me traiga la abundancia y el calor de la confianza.
Asier Alabarte Ventayol, poemas del proceso