Revive, la muerte y el sagrado arte de vivir.


Artículo publicado en Sanamente.net.  por Asier Alabarte.




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Algo de Bibliografía interesante al respecto:

La rueda de la vida, de Elisabeth Kubler-Ross.
El libro tibetano de los muertos, de Chogyam Trumpa.
El libro tibetano de la vida y la muerte, de Sogyal Rimpoché
Buda, materialismo y muerte, de Borja de Arquer (Lama Djinpa).
Morir y volver a nacer, de Lama Jinpa Gyamtso.
Despedidas elegantes, relatos de la muerte de maestros zen, tibetanos e hindúes compilados por Soushila Blackman.
Vive, las 7 lecciones de vida que nos enseña la muerte, por Karen M. Wyatt


Taller práctico de interés:

Revive, la muerte y el sagrado arte de vivir.







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La cosciencia de la propia muerte es la base de la vida.
Hasta que no desarrollemos esta consciencia,
las otras prácticas se ven obstaculizadas.

- Dalai Lama.




El cuerpo y el alma”
El cuerpo nació y morirá.
Pero para el alma no existe la muerte.
Es como el fruto del betel. Cuando el fruto esta maduro,
no se pega a la cáscara. Pero cuando está verde, es dificil separarlo
de la cáscara. Tras realizar a Dios, dejamos de identificarnos
con el cuerpo. Entonces comprendemos que el cuerpo
y el alma son cosas distintas.

-Ramakrishna.



La muerte es sólo una experiencia mediante la cual
uno es capaz de aprender una gran lección: no podemos morir.

-Paramahansa Yogananda.



La muerte no es más que el umbral al nacimiento.
Nada de lo que vive muere, solo cambia de forma.
Cuando el cuerpo humano está gastado el alma abandona el cuerpo
para recibir nuevos y más frescos ropajes.
Así continua este gran juego de Dios.
De eternidad en eternidad.

-Guru Nanak.




Una fría mañana de noviembre de 1981, Trijan Rinpoche hizo llamar a su lecho a su secretario, Palden Tsering, que le había acompañado durante mucho tiempo. “Después de todo, no haré el viaje a Mundgod” anunció con profunda y ronca voz.
Los ojos de Palden Tsering se llenaron de lágrimas, pero intentó ocultarlas.
¿Debo cancelar, entonces, los billetes de tren? - preguntó. El tutor del Dalai Lama,
de ochenta y un años, no contestó en seguida; en su lugar miró una Thangka
que colgaba al otro lado de la habitación y pasó los dedos por el rosario.
Consérvalos” replicó finalmente. “Tengo una cita allí”. Al día siguiente murió.
Los tibetanos creen que su próxima encarnación se descubrirá en el campamento de refugiados de Mundgod, en el sur de India.


- Extractos del libro “Despedidas elegantes”

















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